miércoles, 30 de noviembre de 2011

7ª Lectura

Torneo de canto

Una vez, llegó a la selva un búho que había estado en cautiverio y explicó a todos los demás animales las costumbres de los humanos.

Contaba, por ejemplo, que en las ciudades los hombres clasificaban a los artistas por competencias, a fin de decidir quiénes eran los mejores en cada disciplina: pintura, dibujo, escultura, canto…

La idea de adoptar costumbres humanas prendió con fuerza entre los animales y quizá por ello se organizó de inmediato un concurso de canto, en el que se inscribieron rápidamente casi todos los presentes, desde el jilguero hasta el rinoceronte.

Guiados por el búho, que había aprendido en la ciudad, se decretó que el concurso se fallaría por voto secreto y universal de todos los concursantes, que, de este modo, serían su propio jurado.

Así fue. Todos los animales, incluido el hombre, subieron al estrado y cantaron, recibiendo un mayor o menor aplauso de la audiencia. Después anotaron su voto en un papelito y lo colocaron, doblado, en una gran urna que estaba vigilada por el búho.

Cuando llegó el momento del recuento, el búho subió al improvisado escenario y, flanqueado por dos ancianos monos, abrió la urna para comenzar el recuento de los votos de aquel “transparente acto electoral”, “gala de del voto universal y secreto” y “ejemplo de vocación democrática”, como había oído decir a los políticos de las ciudades.

Uno de los ancianos sacó el primer voto, y el búho, ante la emoción general, gritó:

-El primer voto, hermanos, es para nuestro amigo el burro.

Se produjo un silencio, seguido de algunos tímidos aplausos.

-Segundo voto: ¡el burro!

Desconcierto general.

-Tercero: ¡el burro!

Los concurrentes empezaron a mirarse unos a otros, sorprendidos al principio, con ojos acusadores después y, por último, al seguir apareciendo votos por el burro, cada vez más avergonzados y sintiéndose culpables por sus propios votos.

Todos sabían que no había peor canto que el desastroso rebuzno del equino. Sin embargo, uno tras otro, los votos lo elegían como el mejor de los cantantes.

Y así, sucedió que, terminado el escrutinio, quedó decidido por “libre elección del imparcial jurado” que el desigual y estridente grito del burro era el ganador.

Y fue declarado como “la mejor voz de la selva y alrededores”.

El búho explicó después lo sucedido: cada concursante, considerándose a sí mismo el indudable vencedor, había dado su voto al menos cualificado de los concursantes, aquél que no podía representar amenaza alguna.

La votación fue casi unánime. Sólo dos votos no fueron para el burro: el del propio burro, que creía que no tenía nada que perder y había votado sinceramente por la calandria, y el del hombre, que, cómo no, había votado por sí mismo.

Jorge Bucay



Cuestionario

1.- ¿Cómo decía el burro que clasificaban los hombres a los artistas?

2.- ¿Qué se organizó de inmediato?

3.- ¿Quién se encargó del recuento de votos?

4.- ¿Tras la votación cómo fue declarado el burro?

5.- ¿Por qué no se votó cada animal a sí mismo?

6.- ¿Fue el resultado de la votación el esperado?

7.- ¿Qué habría pasado si todos los animales hubiesen actuado como el hombre en la votación?

8.- ¿Y si hubiesen actuado como el burro?

9.- ¿Te parece justo este sistema de elección? Razona tu respuesta.

10.- ¿Crees que hicieron bien en votar al burro? ¿Por qué?






miércoles, 23 de noviembre de 2011

Arbolé

Arbolé, arbolé
seco y verdé.

La niña del bello rostro
está cogiendo aceituna.
El viento, galán de torres,
la prende por la cintura.
Pasaron cuatro jinetes
sobre jacas andaluzas
con trajes de azul y verde,
con largas capas oscuras.
«Vente a Córdoba, muchacha».
La niña no los escucha.
Pasaron tres torerillos
delgaditos de cintura,
con trajes color naranja
y espadas de plata antigua.
«Vente a Sevilla, muchacha».
La niña no los escucha.
Cuando la tarde se puso
morada, con luz difusa,
pasó un joven que llevaba
rosas y mirtos de luna.
«Vente a Granada, muchacha».
Y la niña no lo escucha.
La niña del bello rostro
sigue cogiendo aceituna,
con el brazo gris del viento
ceñido por la cintura.

Arbolé arbolé
seco y verdé.

Federico García Lorca

El niño mudo

El niño busca su voz
(La tenía el rey de los grillos)
En una gota de agua
buscaba su voz el niño.
No la quiero para hablar;
me haré con ella un anillo
que llevará mi silencio
en su dedo pequeñito.
En una gota de agua
buscaba su voz el niño.
La voz cautiva, a lo lejos
se ponía un traje de grillo.

Federico García Lorca

martes, 22 de noviembre de 2011

La escuela

Maestro.
¿Qué doncella se casa
con el viento?

Niño.
La doncella de todos
los deseos.

Maestro.
¿ Qué le regala
el viento?

Niño.
Remolinos de oro
y mapas superpuestos.

Maestro.
Ella ¿le ofrece algo?,

Niño.
Su corazón abierto.

Maestro.
Decid cómo se llama.

Niño.
Su nombre es un secreto.

(La ventana del colegio tiene una cortina de luceros.)

Federico García Lorca

Canción primaveral

Salen los niños alegres
de la escuela,
poniendo en el aire tibio
del abril canciones nuevas.

¡Qué alegría tiene el hondo
silencio de la calleja!
Un silencio hecho pedazos
por risas de plata nueva.

Federico García Lorca

martes, 1 de noviembre de 2011

5ª Lectura

LAS BABUCHAS IRROMPIBLES

Leyenda Oriental

Hace muchos años vivía en el Cairo un avaro perfumista llamado Abu-Casem. Aunque Alá le concedió riqueza y prósperos negocios, él vivía y vestía como el más pobre de los mendigos. Sus viejas babuchas eran la más clara muestra de su tacañería.

Un día, Abu-Casem fue a una casa de baños. Se quitó las malolientes babuchas y entró a darse un baño. Entonces, el encargado del calzado, cogió las babuchas y las guardó en un rincón.

Abu-Casem estaba tan sucio que los frotadores y masajistas precisaron todo el día para limpiar su piel. Y cuando salió, fue a coger sus babuchas. Pero en su lugar había unas enormes babuchas amarillas.

“Sin duda Alá me las envía, pues sabe que hace tiempo que necesitaba unas nuevas”, pensó.

Abu-Casem cogió las babuchas amarillas y se marchó muy contento. Cuando el dueño de las babuchas amarillas fue a coger su calzado, sólo encontró las babuchas de Abu-Casem. Muy enfadado, denunció a Abu-Casem por haberle robado y Abu-Casem acabó en la cárcel con sus viejas babuchas.

Al salir de la cárcel, Abu-Casem pensó en deshacerse de las fatídicas babuchas. Y no se le ocurrió otra cosa mejor que tirarlas al río Nilo. Días después, unos pescadores retiraron sus redes del Nilo y encontraron un extraño objeto.

-¡Son las babuchas de Abu-Casem! –gritaron-. ¡Y sus clavos han destrozado las redes!

Los pescadores fueron corriendo a la tienda del perfumista y les arrojaron las babuchas sobre sus tarros de cristal.

-¡Malditas babuchas! –exclamó Abu-Casem-. ¡Sólo me habéis causado problemas!

Desesperado. Abu-Casem cogió nuevamente sus babuchas y las tiró a un canal que pasaba lejos de la ciudad, con tan mala suerte que atascaron un molino movido por las aguas de ese canal. El dueño reconoció las babuchas y Abu-Casem acabó de nuevo en prisión y fue condenado a pagar todos los daños.

Cuando Abu-Casem se vio por fin en libertad no lo pensó más. Cogió las babuchas, se presentó ante el cadí y gritó:

-¡Oh, gran cadí! ¡He aquí la causa de mis desgracias! Te suplico que proclames un edicto que declare que Abu-Casem ya no es dueño de estas babuchas, que las regala a quien las quiera y que no es responsable de los daños que pueda ocasionar de ahora en adelante.

Después, dejó las babuchas en medio de la sala y salió de allí descalzo, entre las risas de todos los presentes.

Las mil y un noches
(Adaptación)

COMPRENSIÓN LITERAL

1. ¿Dónde vivía Abu-Casem?

2. ¿Cuál era la profesión de Abu-Casem?

3. ¿Cómo vestía Abu-Casem?

4. Temporaliza las siguientes acciones:

- Los pescadores arrojaron las babuchas a la tienda de Abu-Casem.

- Abu-Casem tiró las babuchas a un canal.

- Abu-Casem dejó las babuchas en medio de la sala y salió descalzo.

- Un día Abu-Casem se fue a una casa de baños.

COMPRENSIÓN INFERENCIAL

1. Di verdadero o falso y explica por qué:

- Alá le concedió riquezas y prósperos negocios.

- Abu-Casem cogió unas babuchas rojas cuando salió del baño.

- Los frotadores y masajistas no precisaron ningún tiempo en limpiar su piel.

- Abu-Casem fue a la cárcel por coger las babuchas que no eran suyas.

2. ¿Qué enseñanza pretende transmitir esta historia? Haz un breve resumen en que lo expliques.


COMPRENSIÓN VALORATIVA

1. ¿Cuales de estos adjetivos describen mejor a Abu-Casem?

Pobre - Mísero - Avaro

Rico - Próspero - Humilde

2. ¿Crees que Abu-Casem merecía la cárcel? Explica la respuesta.

3. ¿Consideras que las desgracias de Abu-Casem eran las babuchas, según expuso al Cadí? Razona la respuesta.

4ª lectura

Para ver la lectura y las correspondientes preguntas de comprensión pincha en el siguiente enlace:

http://www.juntadeandalucia.es/averroes/loreto/lectura/Ficha99.pdf

Contesta en tu cuaderno las preguntas de comprensión y escribe otras tres preguntas nuevas.